|  |  | Hermelo Arabena Williams,   Chile, 1905
 
 
 Tiempo de adagio
 
 En este lento adagio de esperarte
 encaneciendo voy, hora tras hora.
 ¡Oh suave melodía arrolladora
 la de este largo sueño de aguardarte!
 
 Fuera una cobardía el arrancarte,
 dulce espina de fuego abrasadora,
 que me incitas con llama cegadora
 a vivir para sólo recordarte.
 
 En la distancia el tiempo ya no es nada
 y si renuevo cada día el canto,
 es porque vuelves tú cada alborada.
 
 Y así, muriendo vivo en mi quebranto
 esta angustia de amor crucificada,
 crucificada de esperar ya tanto.
 
 
 
 |  |  |