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Humberto Garza Cañamar, Mexico
Quiero partir
La noche llega a mí con su embeleso
y es imposible cobijar tus manos
con el calor de fértiles veranos
o la ternura de mi ardiente beso.
Mis afiebrados sueños al proceso
de dar afecto a tus caprichos vanos
se lanzan con la furia y los desganos
de la impotencia en que me tienes preso.
Quiero dejar aquí los consabidos
problemas que doblegan mis amores
para nunca llorar por tus olvidos.
Y marcharme a los prados y a las flores
ahogando entre mi pecho los gemidos
que tu abandono asfixia con dolores.
Profeta
Empecé a olvidar los nombres de las cosas,
un día, sacerdotalmente, tranquilo,
tranquilo y blanco como el bórax;
el bórax que volaba en el camino.
Busqué la rama literaria
con mirada de anciano y voz de niño;
de niño cruel que destruía el árbol,
el árbol del druida que no vino.
Después anduve organizando flores
que gente le llevaba a Jesucristo;
Jesucristo, el poeta de la tarde,
de la tarde ambarina en que vivimos.
Juegos
Se me escapa la vida en un lamento
que yo no puedo corregir y llego
al barranco insondable de un apego
donde en aullidos se deshace el viento.
Se me escapan la vida y el contento
en un cariño inconquistable y ciego
donde las llamas de ordinario fuego
ahogan mi tranquilo sentimiento.
Me duele conocer tu hegemonía,
y víctima de innoble desafuero
te abandono en la noche y busco el día.
Tu voz no llega ya con el sincero
bullicio de inocente algarabía
al sitio donde siempre yo la espero.
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