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Jaime Barba, Cuba, 1910
Presente
Si tu recuerdo convertido en rosa
perfumara las horas de mi vida,
yo te diera de mi rosa más hermosa
o te diera la vida que no olvida.
Si tu estampa no fuera tan preciosa
o tu voz no estuviera arrepentida,
yo me fuera contento con la herida
aunque fuera la herida dolorosa.
Si tus ojos me dieran tus miradas,
y tus manos, cruzándose, adoradas,
me dijeran su adiós en mi partida....
Yo te diera del cofre de mis sueños
los collares de todos mis ensueños
naufragando en mi tierra prometida.
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