|
|
Joaquín María Bartrina, España, 1850
El tiempo
Feliz era el alma mía;
amaba y aun era amado;
cuanto placer yo pedía
me era al momento otorgado...
y el tiempo veloz corría.
Mientras viví entre el placer
que en la gloria, en la mujer
y en la amistad encontraba,
mientras feliz logré ser,
rápido el tiempo volaba.
–¿Por qué no corres, malvado,
hoy, que vivo entre el pesar?
–¡Oh! ¡Corrí tanto a tu lado
que de puro fatigado
hoy apenas puedo andar!
|
|
|