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Joaquín Blengio y Molina, Mexico, 1834
A calkiní
Tres vidas en ti sacrificadas
fueron por dos verdugos fementidos;
sin haber vencedores ni vencidos,
fueron como trofeos inmolados.
Justas leyes no fueron aplicadas;
enconos nada más fueron cumplidos;
los Mártires por eso son sentidos
y las bárbaras fieras execradas.
Ya que te hizo la maldad perjura
altar de sacrificio tan cruento,
pregona el crimen a la edad futura.
Y sé, sombra a la vez monumento,
de los muertos, calvario y sepultura
de García y de Aznar remordimiento.
Del soneto...
Del soneto a sus reglas ajustado,
un concepto no más forma la esencia,
con natural fluidez, fácil cadencia
y creciente interés desarrollado.
Verso escabroso, débil o esforzado
no permite su rígida excelencia,
ni ripio, ni poética licencia
tolera su artificio delicado.
Fútil detalle empaña su decoro;
frase ociosa marchita su frescura,
voz repetida suena en su desdoro:
Dese nobleza y gracia a su estructura,
y si al concluir la cierra llave de oro,
será Soneto en toda su hermosura.
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