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José Cárdenas Peña, México, 1918
Cuando vengas, amor...
Cuando vengas, amor, a consolarme,
y tu rostro reclines a mi lado,
cuando sienta el placer iluminado
de tu boca en mi boca por besarme.
Cuando estés pronto, amor, para llamarme,
y liberes mi lirio en carcelado,
cuando sienta tu pecho enamorado
ardiendo por mis venas al tocarme.
Cuando sienta tu mano que desflora
esa angustia y pasión conmovedora,
no preguntes mi nombre y lo que he sido.
El minuto que mires, cada hora
que cuentes, en mi rostro envejecido,
te hablarán de mi amor, si te he querido.
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