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José Luis Dasilva Navia, España, 1959
El nuevo día
Amanece. Que bien sienta a tu piel
el opaco color de la alborada.
Ella viene, te besa enamorada
y se acuesta, después, en tu vergel.
Ya penetra la luz bajo el dintel
ya se aleja la noche, extenuada.
Corta enérgica, el cielo, una bandada
de pájaros que vuelan en tropel.
Va cantando la aurora a la armonía
que contiene, en el trazo, tu figura
moldeada con tibia luz de día.
Va imprimiendo, su canto, a la escultura
esa obra de fina artesanía
un toque misterioso de ternura.
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