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José del Río Sáinz, España, 1884
Las peñas del naufragio
Ante las rocas grises, cenicientas,
el corazón sobrecogido late;
parecen unas tristes osamentas
tendidas en un campo de combate.
Sentimos como un fúnebre presagio
que de espanto la frente deja fría.
¡En esas peñas ocurrió el naufragio
de un buque de la misma compañía!
Suben todos a verlas; en la borda,
toda la dotación dobla los codos.
Se oye el rumor de la resaca sorda,
que en nuestras almas temeroso zumba,
mientras pensamos en silencio todos
en qué mares tendremos nuestra tumba.
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