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José Joaquín de Mora, España, 1783
El estío
Hermosa fuente que al vecino río
sonora envías tu cristal undoso
y tú, blanda cual sueño venturoso,
yerba empapada en matinal rocío;
Augusta soledad del bosque umbrío
que da y protege el álamo frondoso:
amparad de verano riguroso
al inocente y fiel rebaño mío.
Que ya el suelo feraz de la campiña
selló julio con planta abrasadora
y su verdura a marchitar empieza
y alegre ve la pampanosa viña
en sus yemas la savia bienhechora,
nuncio feliz de la otoñal riqueza.
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