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José Enrique Silva, El Salvador
Dejádle retornar
Dejádle retornar, llanos que nombro,
permitidle salir, tierras cautivas,
y resurja en las horas primitivas
su imágen que recorte nuestro asombro.
Con lanza en alto, enarbolada al hombro,
recibirá las lágrimas esquivas
de praderas que lloran pensativas
bajo el peso de ruinas y de escombros.
Reortanrá dinámico a la tierra
a deshojar la flor de la aventura,
y el fuego de su amor y su ternura.
Que con suelo de España forman pacto
logrará la condena de la guerra
hasta borrar su sepulcral contacto.
En nuestro tiempo
En nuestro tiempo, signo planetario
anunciará el retorno a la pelea,
entregando su paz a Dulcinea
para inspirar al mundo rutinario.
Tiene mucho que hacer, en nuevo horario
traerá su justicia hasta la aldea
y el niño que apenas deletrea
dejará jubiloso silabario.
Si en el alma del pueblo duerme y sueña,
con sus actos gloriosos nos deslumbra,
y resuena la voz en la penumbra.
Con el eco sonoro que se ensancha:
"Este que véis aquí, su pecho enseña
con todos los blasones de La Mancha".
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