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José García Nieto, España, 1914
Espejo retrovisor
Tú eres el corazón con lo vivido;
en ti está todo lo que atrás vamos dejando,
lo que hemos ido con pasión amando,
definitivamente ya perdido.
En ti vemos las gracias que se han ido,
los paisajes y el cielo de ayer, cuando
las cosas que ahora sigues recordando
flotan sobre las aguas del olvido.
Pero vives y estás: claro y pequeño,
miras aquellos prados, aquel sueño
tan lejano, las rosas de aquel día.
Crees que puedes cambiar toda la suerte
y, aunque vamos derechos a la muerte,
vives de lo pasado todavía.
Todavía en silencio
Te han nacido los ojos con preguntas,
y sin cesar me asedias preguntando.
Y yo sin contestar... Hija ¿ hasta cuando
mudos tú y yo: dos ignorancias juntas?
¿ Hasta cuándo en silencio irán las yuntas
de tu asombro y mi amor; de mí, temblando,
y de ti, poco a poco, asegurando
música sin palabras...? Sé que apuntas,
en brotes de miradas, rosas rojas
que un día se harán voz contra mi pecho
y tendré con la voz que responderte.
Se turbará mi otoño entre tus hojas,
y las mías serán un vasto lecho
donde al hundir tu pie suene mi muerte.
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