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José Luis Villatoro, Guatemala, 1932
Cuando vengas
Entras.
Te sientas.
Cruzas las piernas.
Y los ojos se me caen
como moneditas falsas, tintineando.
La próxima vez que vengas
me quedaré; en la puerta,
estático,
viendo el sol
que se desliza por la calle,
mientras tú te sientas,
cruzas las piernas
y lanzas tus dardos
a vibrar sobre mis ojos.
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