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Juan de Jesús Reyes, Dominicana
Elogio al verso
Señor: en eso de subir escalas
aspiras a una altura cenital,
para ver tus Brasiles y Bengalas
resplandecientes de blancura astral.
Lleva raros perfumes en las alas
el ave de la selva tropical;
así, tú llevas milagrosas galas
de artes y ciencias en tu manto real.
Adonde llegas abren los palacios
sus puertas de zafiros y topacios
con tintas y con visos de arrebol;
y se abren las cabañas jubilosas
como al beso de un hálito de rosas
con las caricias del naciente sol.
Flores de cacto
En mi jardín hay flores todavía...
Verdad: han muerto mis claveles rojos,
incendio de las almas y los ojos,
y mis rosas de fresca lozanía.
He derrochado por la senda mía,
mis nardos sobre lívidos enojos,
mis lirios sobre pérfidos abrojos,
y mis violetas a la felonía.
Pero después de mi fatal derroche,
tengo flores del reino de la noche
que dan perfume a la sombra fría.
¡Son flores a la luz de las estrellas,
flores de Cacto!; si te gustan ellas,
en mi jardín hay flores todavía.
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