Juan José Bravo,   Argentina


Soneto para escuchar Su voz

Escrito en cada piedra, en cada nido,
o en el mínimo instante del presente,
hay un Verbo que ordena, omnipotente,
las cosas que serán y las que han sido.

Se expresa en la estructura y el sonido;
se repite a sí mismo eternamente,
y anuncia su vigencia permanente
en el eco del orden y el sentido.

No late el corazón sin evocarlo;
no hay final ni principio sin nombrarlo,
y al espacio y el tiempo los convoca.

Al sentirlo encendido en una llama,
hecho amor que me quema y me reclama,
«Heme aquí, mi Señor», tiembla mi boca.


Soneto para comer aceitunas

La aceituna, alimento oleaginoso,
proviene de las ramas del olivo.
Es arte milenario su cultivo
y produce un aceite muy sabroso.

Como es generalmente apetitoso
el fruto encarozado y nutritivo,
en muchas ocasiones es motivo
de atención especial de algún goloso.

Tras ser en la salmuera procesado,
de su hueso en la boca es despojado
y cruza la garganta con un ¡glup!

El carozo, que no es apetecido,
se expulsa al exterior con un soplido,
y el festín finaliza en un ¡stup!


 
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