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Juan Lamillar, España
Nombres del tiempo
Se llama también luz. Se llama altura.
Se llama certidumbre de la muerte.
Se llama oscuro péndulo que advierte
lo leve de tan leve arquitectura.
Ignoramos su faz cambiante y muda.
Su nombre es el asombro de estar vivos.
En su fiel sucesión somos cautivos,
y él está tras espejos, y no duda
en detener con precisión su paso
y asestar el fulgor de su mirada,
única, última vez que la concede.
Precipitada aurora hacia el ocaso,
su nombre es claridad ya clausurada:
finge la nada que al morir sucede.
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