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Juan Rejano, España, 1903
Amarga posesión
Tener amor, tenerlo por entero,
es ya perder amor, verlo alejarse,
porque amar y sentirse amado es darse
al instante -al engaño- pasajero.
(Amó y no tuvo amor, y el verdadero,
el que en vano esperó, más que apagarse,
le fue creciendo dentro hasta encontrarse
al amor en el pecho prisionero.)
No es ser dueño, al amor no se domina:
cuando cubre la nube la colina,
su sed la altura no mitiga, esconde.
Por un túnel de negras rosas vamos
al amor, pero sólo lo encontramos
al soñar –al vivir– sin saber dónde.
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