Juan Zorrilla de San Martín,   Uruguay, 1855


Siemprevivas

¡A las flores emblema de la muerte,
las llaman siemprevivas!...
¿O será porque el vaho de las tumbas
sus ya marchitas hojas no marchita?

Al no poder llorar, ríen los hombres,
y, al mirarlos pasar, causan envidia.
¡Siemprevivas! si el bien tiene su llanto,
también tiene el dolor su amarga risa.


Vestales

Tomo tus flores secas; pienso y lloro...
Al reclinar en ellas mi cabeza,
¿por qué siento un almohada de pureza,
de frescura, de aroma, de ilusión?

Es que el recuerdo y el tranquilo llanto,
vestales que custodian los amores,
dan vida y dan perfumes a las flores
que la nieve del tiempo marchitó.


Imposible

Dejadme recordar; y en ese limbo
en que agitan sus alas los amores,
y suspiran insólitos rumores,
que el alma sabe traducir no más,
las palmas donde duermen los recuerdos
abaniquen mi frente soporosa,
que, al beso de su brisa mentirosa
en un seno de amor se dormirá.

¡Qué dulce realidad la del recuerdo,
vaga ilusión que a otra ilusión imita!
No entiendo el corazón cuando palpita,
mecido por su aliento celestial.
¡Y me habla tanto en su lenguaje mudo!
¿Cuándo lo entenderé? ... Cuando la vida,
en mundo de recuerdos convertida,
de mentiras engendre una verdad!


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry