Julio J. Casal,   Uruguay


Arbol

Arbol, yo ya sabia que eras hermano mío.
Hacia los cielos vamos en claro florecer...
Y tus ramas audaces, hallaron el rocío
en el cristal y el ámbar, luz de mi amanecer...
¡Arbol, yo ya sabia que eras hermano mío!

En ti hay, a momentos, más pájaros que hojas
y eres en primavera mágico surtidor.
Y en mí, ¡qué profusión de rosas, blancas, rojas,
y qué acento en mi lírico manantial interior!

Los dos brindamos, árbol, savia joven y nueva.
Y por nosotros corre un idéntico río
de emoción, y sabemos en las nieves de prueba

aguardar libremente el calor de otro estío.
Hacia lo azul, el mismo impulso azul nos lleva...
Arbol, yo ya sabía que eras hermano mío.


Tierna palabra

Tierna palabra de olvidado día
llegas a mí por nubes de entresueño,
y me vuelvo a sentir, dulce y pequeño,
abriendo con tu llave, el alma mía.

Ves como asciende por la tarde fría,
convertido en paloma, el turbio ceño
que en mi frente, al partir, me dejó el sueño
y palomas van en romería.

Tornas palabra a darme la dulzura
de mi madre; en la plácida tutela
la noche me era larga. Vienes

a convertir mi llanto en agua pura.
Hoy otra vez estás conmigo y vuela
tu mano entre el otoño de mis sienes.


 
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