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Julio Serrano Castillejos, México
Rieló la nitidez...
Rieló la nitidez de sus dolores
el blanco manto de su faz tan pura
y luego silenció con esa hondura
el réquiem de sus ojos soñadores.
Sí, festiva, como las blancas flores,
rebelde a la pasión, tal vez madura
en su altivez. Vivió la catadura
sola y triste de todos mis fervores.
Mujer doliente de sagaz prestancia,
ardor contiguo de los albos lirios,
amarga espada de mi negra suerte.
Su númen regalóme la fragancia,
caro duelo de aquellos mis delirios,
núbil presencia de temprana muerte.
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