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Lilian Serpas Gutiérrez, El Salvador, 1905
Ocaso
La luna en pie de Ocaso compagina
al del Orto sangrante de la rosa;
y suma cardinal y milagrosa
al viraje del sol en la colina.
La fuga de las cosas se adivina:
diríase una escala luminosa,
por donde asciende el aria jubilosa,
que al corazón de la floresta afina...
Mas la tregua de un día pajarero
–en nidales de celo y de alborozo–
elige permanencia en el alero...
Y un éxtasis de dicha se presiente
–al expirar un ágave gozoso–
¡tal un místico albor, en el poniente!
La mariposa
En el jardín de plenilunio lleno
su tríptico de pétalos se posa,
con la fijeza de una mariposa
que congelara en flor su desenfreno.
Tiene en su cáliz de candor un pleno
aire más fino que nevada rosa,
y del perfume, doncellez premiosa,
la suave gala de blancor sereno.
Vuelta de niebla y música su vida
es retazo de luna: ahí fundida
vobró la noche en su primer rocío.
Así quedó la mariposa en vuelo
sobre la media página del cielo,
¡clavada al aire en alfiler de frío!
Nada creadora
Si ante el asombro original de pura
nada, mi sueño es castidad ansía,
la excelsitud del molde en que vacía,
y mi ser, al temblor de celda oscura:
el cautiverio de su gozo apura
–del tiempo– si en soñando se extasía:
la plenitud que siento, es lejanía
del intemporal amor, que sólo augura:
el inicio final, la cercanía
–que en cauta perfección de la criatura–
alzará su impasible mano fría...
¡Y no quisiera no, tocar Su Altura,
aunque Su encuentro original, es vía
–de un Todo– que en mi sangre es la criatura!
Arbol del bálsamo
A ti vuelvo y en ti buscando aliento;
–Isla del sol– o de mí noche estrellas,
si heridas me restañas y alma sellas
es techo y heredad, tu sentimiento.
Un átomo de amor en las centellas,
o la virtud más dulce, yo presiento:
diosecillo de luz, mi pensamiento
en ti árbol grabó, sus tiernas huellas.
Te leo entre anaqueles de la Historia
–y aquella bronca paria– en la memoria
en la corteza afirma una exicstencia.
de los mutables ciclos por escalas
que un dios y el tiempo entre sus verdes galas,
¡dio el palpitante origen de su Ciencia...!
Alunizaje
Lúcido en la tiniebla de un momento
de ser –ya sido– en inicial viraje,
arranca de raíz mi pensamiento
–tan joven como antiguo en su linaje–.
Ráfaga a grupas de un saber, aliento
–del polvo hostil es rescatado viaje–,
emite luz, muy cerca a lo que siento
del más nocturno azul de alunizaje.
Ritmos de meteoros miden tensa
noche, sólo soporte a mi defensa,
igual a rostro en Cero circunscrito.
Yo heroica y huyendo en un desvelo
–libre y sin nada–, como en un deshielo,
alcanzo en pie de amor, el infinito.
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