|
|
Lily Rodríguez, Estados Unidos
Donde está Dios
No está Dios ni en el techo ni en el piso
ni tampoco en la iglesia o los altares:
está dentro de ti, cuando hay pesares
y te olvidas del mal que alguien te hizo.
También Dios va escondido en el espejo
donde a veces te miras de mañana,
y está siempre detrás de tu ventana,
dando luz y calor a tu reflejo;
cuando al árbol le crecen nuevas ramas,
cuando voces susurran lo que escribes
y la noche se esconde en cada aurora.
A veces no lo oyes y reclamas
creyendo que no sabe donde vives;
mas Dios creó tus versos... y allí mora.
Sólo quiero mudar...
Sólo quiero mudar para tu pecho
los últimos acordes de un danzón
hacerlos que se eleven hasta el techo
y bajen hasta el centro del salón.
Allí comenzaremos por derecho,
con notas de violín y de trombón
que el piano, como tránsfuga al acecho,
captura y nos incita a rebelión.
La paila con el güiro se amotina
marcando a contratiempo su calor
y el grave contrabajo se apresura.
El último estribillo ya termina.
Se apaga el retumbar de mi tambor.
La música se escapa a otra aventura.
|
|
|