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Lucila Estrada de Pérez, Honduras, 1856
Mi destino es sufrir
¿Por qué aun en medio del placer yo siento
Profunda pena y amargura tanta
Cuando todo sonríe, todo encanta
Mi triste corazón sufre un tormento.
Tal vez sonrío aparentando calma,
Cuando el dolor me hiere y me devora;
Y es que oculta mi risa engañadora
El infinito padecer de mi alma.
Como la débil flor que combatida
Por el fiero aquilón dobla su tallo,
Así el pesar agostará mi vida,
Y cumplirá de mi suerte el fallo.
Cuando al impulso del dolor sucumba
Y a las altas regiones mi alma llegue,
No habrá una amiga que con llanto riegue,
La humilde losa de mi helada tumba.
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