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Luis Rodríguez Embil, Cuba
Quisiera, como el bienaventurado...
Quisiera, como el bienaventurado, Francisco,
haber llegado a ver, a saber, a sentir
que son hermanos míos el hombre, el agua, el risco,
pues que es una la Vida, y es uno el existir;
que todo es uno, y todo, el nacer. el morir,
es un acto de amor o no es nada el ventisco
y la nieve y el cielo y el aire y el aprisco
mensajes de otro mundo donde es bello vivir,
y este Universo todo una hermosa y divina
parábola del Cielo, que hacia el Cielo encamina,
un enigma divino, cuya clave está en nos,
que todo cuanto existe es un misterio santo,
y una parte del manto, y una parte del manto,
que oculta a nuestros ojos la realidad de Dios...
Búscate a ti mismo...
Búscate a ti mismo, si quieres hallarte,
mas no en tus palabras, ni en tus obras, ni en
tus actos, ni en nada que pueda enturbiarte
la visión, y te haga pensar que eres quien
habla, actúa, crea; tan sólo al negarte
podrás poseerte; si ciñen tu sien
coronas, de todas has de despojarte
antes de ser libre y alcanzar el Bien.
Por que tus coronas te son tan extrañas
como los torrentes, como las montañas
–que, al igual que todo, son sueño y no más–.
En la oración tácita que pronuncia el hombre,
él es el sujeto, sin forma y sin nombre,
y es el predicado todo lo demás.
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