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Luis Espino, Cuba, 1949
Lucía
Por la luz necesaria a toda sombra
te he buscado y te busco todavía
en la casa olvidada, tan vacía,
donde el eco en el cuarto te renombra.
En tu patio la flor sin aguacero
está mustia de sed por dondequiera
y no cuelga la larga tendedera
desde el sol de la tarde hasta el alero.
Hoy se va ya tu sueño enamorado
penitente en la almohada y en las quejas
de ese gato que busca por las tejas.
El color de la sala no ha cambiado:
es la luz que se quiebra entre los cirios
extrañando tu suave olor a lirios.
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