Luis Gonzaga Urbina,   México, 1868


Metamorfosis

Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave de palidez de cirio,
de languidez de lirio, de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso, que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.


Madrigal efusivo

Déjame amar tus claros ojos. Tienen
lejanías sin fin, de mar y cielo,
y sus fulgores apacibles vienen
hasta mi corazón, como un consuelo.

Deja que con tus ojos se iluminen
mis viejas sombras y se vuelvan flores;
deja que con tus ojos se fascinen
como aves de leyenda, mis dolores.

Que vea en ellos astros errabundos,
que en ellos sueñe inexplorados mundos,
que en ellos bañe mi melancolía...
son tristes, luminosos y profundos
como puestas de sol, amada mía...


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry