Luis Martín de la Plaza,   España, 1577


Cubierto estaba

Cubierto estaba el Sol de un negro velo,
luchaba el viento con el mar hinchado
y él en huecos peñascos quebrantado
con blanca espuma salpicaba el cielo.

El ronco trueno amenazaba el suelo,
tocaba el rayo al monte levantado
y pardas nubes de granizo helado
el campo cobijaban con su hielo.

Mas luego que su clara luz mostraron
los bellos ojos que contento adoro
y a quien el alba envidia los colores,

calmó el mar, calló el viento y se ausentaron
los truenos, pintó el Sol las nubes de oro,
vistióse el campo de olorosas flores.


La sombra de la noche

Cuando a su dulce olvido me convida
la noche, y en sus faldas me adormece,
entre el sueño la imagen me aparece
de aquella que fué sueño en esta vida.

Yo (sin temor que su desdén lo impida)
los brazos tiendo al gusto que me ofrece,
mas ella (sombra al fin) se desvanece,
y abraza el aire donde está escondida.

Así, burlado, digo: " ¡Ah falso engaño
de aquella ingrata, que aún mi mal procura!
tente, aguarda, lisonja del tormento."

Mas ella en tanto por la noche oscura
huye; corro tras ella. ¡Oh caso extraño!
¿Qué pretendo alcanzar, pues sigo al viento?


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry