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Manuel Castellanos Abreu, Cuba
Lasciate ogni speranza
Mal haya ¡oh, Cuba! la tremenda hora
que tuvieron tus hijos aquel día,
a pesar de los años, todavía
con rabia cruel el corazón la llora.
Tú sancionaste humilde pecadora
el acto aquel de inmensa cobardía,
de esa estúpida Ley ¡oh, Patria mía!
que te humilla, te infama y te desdora.
Para mirarte así tan desdichada
en mi loco dolor ¡ay! yo prefiero
verte pobre, infeliz, abandonada,
yo ni las glorias ni riquezas quiero;
mientras ocupe solo una pulgada
de mi sagrada tierra el extranjero.
Al ejército libertador
Si por ver a la patria redimida
luchásteis en los campos cual leones,
y en la boca feroz de los cañones
ofrendásteis valiente vuestra vida.
Si una mano traidora y atrevida
quiere manchar cobarde tus blasones
y hacer de tu bandera mil jirones,
sin ver la oferta de tu fe cumplida.
Si ese poder de vuestro honor los lazos
quiere romper despótico y tirano
ahogando vuestras glorias en su brazos,
empuñad el fusil con fuerte mano;
que perezca la patria hecha pedazos;
que la trague en su seno el Océano.
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