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Manuel Gálvez, Argentina
El buen camino
Mi alma atormentada pasó por la caverna
del mundo, ciega y sola, sin sol y sin mañana.
Sintió el búho fatídico y el llanto que consterna,
y el dolor de encontrarse de otras almas lejana.
Sufrí de ensueño y de pensar mi angustia eterna
y de mi soledad y mi muerte temprana,
y llegué hasta el abismo en mi inútil linterna
desesperadamente buscando un alma hermana.
Anduvo mi alma a tientas y se creyó perdida,
pero de pronto vio fenecer su dolor.
Fue mi precoz angustia para siempre abolida.
Y era que al indagar en mi enigma interior,
comprendí que tenía un motivo en mi vida:
seguir el apacible sendero del amor.
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