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Manuel Molina Vijil, Honduras, 1853
Te amo aun
Hubo un tiempo ¿recuerdas? que a tu mano
estrechaba la mía tiernamente;
hubo un día, es verdad, que allá en tu frente
mi ardiente labio se posaba ufano.
¿Quién me dijera entonces que cercano
estaba el fin de nuestro amor vehemente,
y que a tu corazón indiferente
mi corazón invocaría en vano?
Embriagado en tu rostro, yo creía
eternas tu pasión y mi ventura;
pero al fin de olvidarme llegó el día;
se extinguió de tu amor la llama pura,
y hoy miras impasible mi agonía
y yo adoro en silencio tu hermosura!
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