Marcelo Galliano,   Argentina, 1971


Odiarte podría

Anhelo esta noche tan triste de marzo
–con cielo hilvanado de estrellas pequeñas–
pensar que en mis letras mis penas esparzo
culpándote de ellas cual si única dueña.

Tal vez, inclusive, con versos odiarte,
borrarte la boca, los ojos, las manos,
perderte en la nada, jugar a olvidarte,
soñarte bien lejos, robarte el verano.

Mas siempre la pluma, que el buen dios maneja,
retoma el sendero y entonces sucede:
le quita a la angustia temible su reja,
enjuga mi vista, mis labios excede;

y cantos enhebra mi voz ya dormida,
te nombra cercana, me arranca las dudas,
se esfuman mis ganas de llorar en rima
y, entre las estrofas, te siento desnuda.


En ocasiones, luna

Tal vez en ocasiones yo he envidiado a la luna
por saber que en la noche tus ojos caen en ella;
he sufrido, en momentos, deseado la fortuna
de parecerme un poco, de rodearme de estrellas.

Pero también, es cierto, admiro que lejana
se mantenga de todo sin inmutar siquiera
su redondez y trate como una fruta vana
tu mirada profunda –cual si cosa cualquiera–.

Disfruto –no lo oculto– la forma en que te ignora
la manera que tiene de verte y no mirarte,
su mudez y su calma mientras pasa las horas
serena, imperturbable, sin jamás apreciarte.

¿Quien es que ha dicho, entonces, que gira equivocada?
¿No sabe en su discurso, –científico tan torpe–
que su órbita es distinta –no sigue la manada,
al igual que las musas no persiguen al orbe–?

Quiero pintar de blanco mis ropas y escaparme
flotar en las distancias siderales del cielo,
olvidarme que existes –no tener que fugarme–,
ser satélite y frío, no saber que te quiero.


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry