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María de los Ángeles Espejo, Cuba
El arroyo
Recostada en la cuenca reluciente
cabe el fonje tapiz de áureos bancales,
bajo toldo flexible de juncales
fluye, pausada, mórbida corriente.
Sin artificios, del cristal ambiente,
en el moaré sutil de albos cendales
refocílanse a trechos siderales
lumbres, en tregua azul, serenamente.
Osa el arroyo ante la gracia leda,
en la propicia estagnación del sueño
prender el rayo que adoró su empeño;
mas luego en torvo mar extinto queda...
¡Y llora la visión desvanecida
cual gime el alma su ilusión perdida!
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