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María Jesús Barquero Casas, España
Ay olivar, mi olivar
Ay olivar, mi olivar,
olvidado y mal vendido;
donde yo le oí cantar,
y donde siempre he venido
tras mis largos recorridos,
por cielo, por tierra y mar.
Río salado
El río salado corre
por entre los olivares
y en volandas trae el viento
un eco de soleares.
Las niñas de las huertas
van en camisa
a bailar con el río
como las ninfas.
Cuando salen del agua
sus pies descalzos
la tierra enrojecida
los va calzando.
Los flecos de sus camisas
son agua salada y fría
y al secar su piel morena
dibujan blancas estrías.
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