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Mariano Estrada Vazquez, España, 1947
Aun tengo el amor
Yo tengo en el recuerdo la pureza
del verso, de la rosa, del rocío;
yo puedo regresar al mismo río,
tener en el hogar la misma pieza.
Yo tengo en un rincón de la cabeza
el fuego del amor, que fue tan mío;
el beso, la pasión, el desvarío,
los pasos que se dan con ligereza.
Yo tengo un corazón en la corteza,
un vuelco en la razón hacia el vacío
del tiempo, que no acaba, que no empieza.
Yo tengo en el recuerdo la certeza
del sol, de los calores del estío,
del rojo de la sangre y la cereza.
Por amor
En el vientre desnudo de esta tierra,
por los dioses jamás favorecida,
he empeñado mis manos y mi vida
con la fe del amor, que nunca yerra.
Y no voy a negar que me ha pesado
la presencia obligada del tocino,
el remiendo abundante, el poco vino,
la inclemencia del tiempo y del arado.
No lo niego, lo abundo y corroboro:
me ha pesado esa cruz como una losa
y a menudo caí desfallecido.
Pero supe apoyarme en el tesoro
del amor prolongado de una esposa
y del fruto que de ella he merecido.
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