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Marina Romero, España, 1908
¡Cómo mengua mi propia...!
¡Cómo mengua mi propia arquitectura
saber que no te tengo contenido,
y sentir el querer disminuido,
disminuyendo mi inicial postura!
Yo quisiera vivirme en piedra dura
gigante de mi mal, en el olvido,
aunque llorara con dolor crecido
en oculto raudal, mi desventura,
que vale más querer y haber perdido
y poder reclamar como alimento
el parco grano del tronchado trigo,
que pasar la vida sin amigo
levantando murallas contra el viento
en un alarde de valor fingido.
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