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Miguel Sánchez Pesquera, Cuba
La estrella de la tarde
Ya estás allí, cual fúlgido diamante
en la frente del cielo, anunciadora
del descanso y la paz que el alma implora
y del amor heraldo vigilante.
Ya estás allí, fantástica y brillante,
como en piélago azul dorada prora,
y la razón que tu destino ignora,
torna hacia ti su esfuerzo vacilante.
Virgen, empero, tú de humana duda
y exenta de terrígenos temores
vas del espacio en la encantada vía,
y de la noche profetisa muda
alumbras con tus pálidos fulgores
el sonreír del moribundo día.
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