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Nelly Davis Vallejos, Chile, 1941
Las tristes uvas
Las tristes uvas de mi pensamiento
ya no me pertenecen:
mi corazón alza sus pálidas lunas
en un paisaje desolado:
para mí un silencio inesperado,
para ti la callada súplica de mi voz.
Bien sé que mi vida habrá de ser la de siempre,
tan simple como ver desprenderse una hoja
o perseguir un crepúsculo azul.
Pero, por sobre todas las cosas
estarán las tristes uvas de mis lágrimas
rodando hacia la desnuda palma
de mis manos solitarias.
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