Octavio Armand,   Cuba, 1946


Otro poema

Regreso a una casa vacía.
Las estrellas están pegadas al techo
y arden los espejos.
Siento frío en mi sombra
y algo como una distancia
que muerde las ventanas.
Yo vengo de un aire mejor:
ojos que hervían luna al mirarme,
piel que le gustaba a mi piel.
Ya nada me quema:
el cielo mismo es una palabra que tú no lees,
unas pocas líneas que no dicen nada.


Caracol

Te acuestas en mi piel
Mi piel sueña
Bailas en mi lengua
Mi lengua canta
Te desnudas en mi oído
Oigo el fondo del mar


Destino

Yo tenía otro destino
Me lo habían señalado los dioses:
Encontraría el corazón
Y sembraría allí mis puños.

Esos dioses ya no existen.
Lo que toco se derrumba
o cede como el hormiguero de las llagas.

Mis puños mienten.
Mis puñetazos parecen chismes.


 
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