Octavio M. Suárez,   Cuba


Fue una tarde muriente...

Fue una tarde muriente, que el tiempo no ha podido
borrar de mi memoria, cuando hablamos de amor...
Fue una tarde muriente... ¡Yo estaba conmovido
borracho de ilusiones, de ensueño y de dulzor!

Tú, ocultabas tu hermoso semblante, embellecido
más aun por un casto e infinito rubor
entre tus manos blancas; y tu pecho oprimido
temblaban asustados tus dos senos en flor...!

Mas, cuando lentamente principió la agonía
del Sol que en el radiante crepúsculo se hundía,
cediendo a un imperioso, loco anhelo sensual,

se unieron nuestros labios –ansiosos de ternura–,
en un beso más dulce que la misma Dulzura
y en nuestros corazones floreció el Ideal...


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry