Oscar Alfaro,   Bolivia, 1921


Tengo una sed infinita

Tengo una sed infinita.
Mocita, cuando me miras,
te juro que yo quisiera
beberme de un solo sorbo
tus ojitos de uva negra.

¡Ay! mi gentil gitanilla,
bella y dulce, blanda y buena;
derrámate al alma mía
como una lluvia de estrellas.

Tengo una sed infinita
de niñas verdes y frescas,
quiero un río de ternuras
para anegar mi tristeza.

Gitanilla, la mas linda
de las mozas tarijeñas,
voy a tomarte un trago
en esta tarde morena,

por que me han dicho que tu eres
aquella copa soberbia,
donde el Señor ha vertido
toda el alma de esta tierra.

Y he de llevarte a mis labios,
vaso azul de mi bohemia
para morir embriagado
por la dulzura suprema.


 
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