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Osvaldo Valdés de la Paz, Cuba
El poeta
El poeta está enfermo de tristeza
a fuerza de pesares y de abrojos,
tiene sombras oscuras en los ojos
y se inclina abatida su cabeza.
Suspira mucho, sin cesar suspira
rimando las estrofas de su canto,
y de repente le sorprende el llanto
y tiene presto que colgar la lira.
Le quiero a veces ofrecer consuelo
al mirarle, borracho por el suelo
como un loco, rodando hacia el abismo...
–¡Dime lo que te aflige y te anonada!
Y me responde sollozando: –¡Nada!
¡Lo que me pasa no lo sé yo mismo!
Pesimismo
La vida es el jardín de los dolores
con las espinas de los desengaños.
Se cuentan los pesares por los años...
¡Tiene más penas el que hoyó más flores!
Son imposibles todos los amores,
que nos producen infinitos daños,
y subir de la gloria los escaños
es cosechar tremendos sinsabores...
Un juez inexorable es la conciencia
y tan sólo resulta la experiencia
un hambriento chacal que nos devora.
No hay otra dicha que dormir inerte
en el regazo helado de la muerte...
¡Por eso el niño cuando nace, llora!
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