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Pedro Cordero Alvarado, España
La eterna amada ausente
Tu recuerdo es, amor, tras los cedazos
que han tejido los años y mis penas,
un tigre sanguinario y sin cadenas
que me lacera el alma de arañazos.
Y a causa del furor de sus zarpazos
las carnes tengo, amor, de heridas llenas,
y por ellas se escapa de mis venas
el alma a borbollones y a pedazos.
Y me vacio, amor, y te deseo.
con la fe en ese Dios al que no veo…
Y te comugo. Amor. Extremadura,
perenne ensoñación de mi locura.
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