Pedro Prado,   Chile, 1886


La Rosa Desvelada

Si tu supieras lo que buscas tanto,
si no ignorases lo que tanto anhelo,
ni tu tendrias desespero y llanto,
ni yo dudaria del azul del cielo.

Los dos sentimos que nos cubre un velo,
pero ahora ese desvelo yo levanto;
y ambos sabemos que termina en duelo,
entre un misterio prodigioso y santo.

Algo agoniza, y al morir transido,
surge de la visible sepultura
la rosa del amor que, hacia el olvido,

en el eterno olvido siempre dura;
mas alla del amor hemos vivido,
alli donde el amor se transfigura.


Presentimiento

Todo en mi vida es un presentimiento.
Soy como hoja medio desprendida
que ya la agita, sin llegar el viento;
una hoja temblorosa y conmovida.

Amo, sin verla, clara imagen pura;
y mis ansias, mi angustia y mi tristeza,
sólo esculpen y buscan en la dura
realidad de la vida a la belleza.

Yo sabré quién espera y quién llama,
animando el misterio y escondida,
cuando esta fiebre que a mi ser inflama,
ciña, por fin, la forma apetecida.

De amor humano hacia el amor divino,
voy labrando, sin tregua, mi camino.


 
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