|
|
Pedro Quiñones, Cuba
Soneto a Usted
Señora mía: piense que el amor no es un juego,
porque me temo que usted... quiso jugar conmigo;
recuerde que en el amor cuando se apaga un fuego...
siempre queda una brasa a manera de castigo.
Pues el amor tiene al corazón como testigo,
en donde lo que ahora sentimos, guardamos luego;
Reciba lo que en mi vida olvidar no consigo...
y que son los despojos de este amor que le entrego.
Mírelo en mis manos y contémplelo un instante,
y así verá sus heridas sangrar lentamente;
cual si fuera un dolor rojo, profundo y brillante...
Pero no lo toque... pues se haría mil pedazos,
y puede que en su mano en un arranque demente...
¡él llegase a terminar de morir en sus brazos..!
|
|
|