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Pedro Vélez, Colombia, 1859
La indecisión en mi ánimo...
La indecisión en mi ánimo domina,
al manchar entre dudas y temores
con mis marchitas e inodoras flores,
tu álbum inmaculado, Catalina.
La página primera me destina
tu bondad. ¡Quién pudiera los colores
robar al alba y plácidos rumores
a la sonante fuente cristalina!
Con ellos complacido entretejiera
don preciado, poético, brillante,
que orgullosos a tus plantas depusiera.
¡Imposible! A tu súplica galante
contesta como nota lastimera
el canto gutural de un ave errante.
Es media noche...
Es media noche. Con el manso viento
llega á mi estancia el misterioso ruído
de música lejana, eco perdido
en la extensión del ancho firmamento.
Envuelto en densa sombra el pensamiento
se estremece y revuelve adolorido,
y al mirar el sendero recorrido
le desgarra fatal presentimiento.
Mas vuelvo á ti la vista; mi alma inerte
tiende las alas al brillante cielo,
y me siento inspirado, y grande, y fuerte,
y capaz por tu amor, mi dulce anhelo,
de afrontar y vencer la misma muerte,
oh Blanca mía, oh Blanca de Castelo!
La Alhambra
La indecisión en mi ánimo domina,
al manchar entre dudas y temores
con mis marchitas e inodoras flores,
tu álbum inmaculado, Catalina.
La página primera me destina
tu bondad. ¡Quién pudiera los colores
robar al alba y plácidos rumores
a la sonante fuente cristalina!
Con ellos complacido entretejiera
don preciado, poético, brillante,
que orgullosos a tus plantas depusiera.
¡Imposible! A tu súplica galante
contesta como nota lastimera
el canto gutural de un ave errante.
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