|
|
Rafael de Dios García, España, 1957
Te quiero y te querré
Te quiero y te querré, nunca lo dudes,
razón de mi razón y mis pasiones.
Te quiero con tus negros nubarrones
y el cielo colosal de tus virtudes.
Por eso..."que de mí nunca te mudes".
También hubo de todo en mis acciones.
Te ruego que los fallos me perdones
y hablemos de vivir, no de ataúdes.
Que no pasen los días sin que haya
comida de cariño en nuestro plato.
Si algo nos desune, que se vaya,
hagamos que se vaya. Y cada rato
de hacernos compañía que nos queda,
que sea, por querernos, lo más grato.
De roca y arena
Apariencia de gélida roca,
en las yemas te vas deshaciendo
de mis dedos. Te abrazo, te tiendo
y me bebo la miel de tu boca.
Ami piel, que, desnuda, te toca
y te abrasa cual cántaro hirviendo,
tú respondes amando y gimiendo
de manera fantástica y loca.
Moriría, cariño, de pena,
en tu cuerpo feliz navegante,
si algún día me fueras ajena.
Que preciso gozar, tierno amante,
de tu cuerpo de roca y arena
como el agua del mar incesante.
La promesa
Una promesa no se hace
con palabras
hermosas, imposibles,
que son nubes... vacías.
Una promesa existe
mientras podamos
mirarnos cara a cara
y echar una sonrisa.
|
|
|