Raúl Hernández Novás,   Cuba, 1948


Mira estos ojos

Mira estos ojos donde el sol declina,
desvistiendo el temblor de los hermanos:
toma los gestos mudos de estas manos
que ya no han de aplaudirte, Gelsomina.

No escucharás mi corazón que trina
pues estarás tocando un son lejano
en la trompeta cuyo ruido anciano
es hijo del claror que te ilumina.

No volverás al páramo del frío
que tiembla huérfano de amor y de arte
con sus helados astros de rocío.

Ni el río astuto robará tu parte.
Acepta sólo el hosco temblor mío.
Y mi piel sin caricia ha de abrigarte.


Ante un poeta

Veo a un niño jugar en la sonriente
calzada de la luz, la provisoria.
Veo a un joven andando en la memoria
la temblorosa piedra, lentamente.

Veo a un hombre maduro que camina
Llevando un niño de la firme mano.
Junto a un joven filial veo un anciano
Leve como la lumbre que declina.

Tiemblo al verlo pasar por los urbanos
dédalos con su paso ya rendido
y de pensar que esas sencillas manos

que tantas cosas bellas han reunido
acaben de ser polvo en otras manos…
–Las de la muerte, no las del olvido.


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry