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Remigio Romero y Cordero, Ecuador, 1895
Elegía de las rosas
¿Qué pasará de noche...? No hay mañana
que no tenga el jardín rosas difuntas...
Sobre estas cosas, cariñosa hermana,
¿por qué a Nuestro Señor no le preguntas?
Pasemos esta noche en la ventana,
los ojos fijos y las manos juntas,
para saber, mañana de mañana,
por qué tiene el jardín rosas difuntas.
Y velamos... Las doce, y, luego, la una,
y nada... A flor de soledad la luna,
en paz lo muerto y en quietud lo vivo...
Mas al prendernos Dios la luz del día,
la última rosa blanca en agonía
y las otras ya muertas... sin motivo...
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