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Remigio Crespo Toral, Ecuador, 1860
Anochecer
Cuando el sol tras el monte se apaga,
y el crepúsculo dice silencio,
y amortajan las nieblas el valle,
del sol para el duelo;
de la tarde en la breve agonía,
cuando gime en las pencas el viento,
como faros, se encienden en lo alto
trémulos luceros.
A la luz de esos astros, velada
por la gasa sutil del ensueño,
otra tierra feliz adivino
de paz y misterio.
Y con rumbo a la patria soñada,
una estrella –mi estrella– a lo lejos,
me parece que alumbra la ansiada
ribera del cielo.
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