Roberto Brenes Mesén,   Costa Rica


Cálmame, Señor

Cálmame, Señor, ésta mi sed de amor
que pone lágrimas en mi alma,
que funde las palabras de mi lengua
y las hace de miel y de fragancia.
Para así, mientras las siento
perfumar mi pensamiento
en ausencia de los que amo.

¡Cálmame, Señor, ésta mi sed de amor!
Porque en presencia de los que amo, siento
que el ambiente del mundo
congela mi palabra
y no fluye al querer del pensamiento,

Hice del corazón un mandamiento,
como se hacen de sol
los trigos de los campos,
y amé a todas las gentes,
amé a todas las cosas,
pero solo las cosas comprendieron.
Los hombres me buscaron el motivo
y desconfiaron del amor de otro hombre.

Mi corazón destila,
callado, dulce llanto,
sintiendo el llamamiento
urgente del amor.
Mi voluntad le impone
silencio doloroso:
yo vivo el mandamiento
en mi mundo interior.

Cálmame, Señor, ésta mi sed de amor
que funde las palabras en mi lengua
y las hace de miel y de fragancia.

¡Cálmame, Señor!
Como un panal su miel
bajo el fulgor del sol,
mi corazón destila
dulce llanto de amor.

Ungeme con el unguento
de tu paz y de tu luz,
¡y cálmame, Señor!


 
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