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Rosa de Trujillo Arredondo, Cuba
Las uvas de la dicha
Esperando las doce, enajenada,
desgranando las uvas con desvelo,
sueña la musa con el níveo velo,
evocando una imagen adorada...
Y elevando ferviente la mirada
a la divina Emperatriz del Cielo,
ruega con fe por el amado anhelo
que aguarda el alma en el dolor templada.
Con manto de zafir, entre las nubes,
surge María en medio de Querubes
por concepción de mágicos pinceles.
¡Y piensa ella feliz, que ya triunfante,
él llega ante su alcázar anhelante,
ofreciéndole mirtos y laureles...!
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